FORTALECER LA GAITA
El 12 de Noviembre de 1.790 le fue concedido el título de
“Real” a la Fábrica de Lonas, Vitres e Hilazas de Cervera del Río Alhama
(provincia de Soria). Para la narración de las fiestas que con tal motivo se
celebraron durante tres días se encargaron unos folletos a Don Antonio Joseph
Delgado, Impresor de la Ciudad de Logroño y Titular de la Santa Inquisición, y
en ellos se podía leer:
Día primero: “Por la noche se encendieron hogueras y
quemaron fuegos frente a la casa del Gobernador. No podía faltar la música y
por cierto que la hubo de dos clases: Una seria, con clarinetes, bombo,
pandereta y triángulo; y otra, para la plebe, de danza con tamboril y gaita”.
Día segundo: “Acabada la misa todos salieron acompañando a
la Imagen de la Virgen del Pilar hasta la Fábrica, en medio del ruido de los
cohetes y de la música a la que precedía el coro de danzantes.”
Día tercero: “Rompían la marcha cuatro batidores del
Regimiento de Alcántara de guarnición en la plaza, espada en mano, a los que
seguían los danzantes que actuaban al son de la gaita y tamboril cuando la música seria dejaba de
tocar”.
El relato de aquellos aconteceres refleja la escasa
importancia que entonces, a pesar de contar ya con dos siglos de antigüedad, la
clase instruida concedía a LA GAITA. Por fortuna, el pueblo llano supo apreciar
la joya que tenía en sus manos y, generación tras generación, transmitirla en
toda su pureza.
Como parte esencial de la juventud en la que prolifera su
uso en determinadas fechas, los gaiteros no podían ser ajenos al pañuelo
sanferminero. Sin embargo, en aras de aquella pureza hemos de pedirles que cuando
actúen no lo luzcan. Su nacimiento tuvo lugar en Pamplona alrededor de 1940
cuando LA GAITA ya había cumplido varios siglos, y añadir un ornamento moderno
a su puesta en escena lejos de fortalecerla desvirtúa su solera.
En las fiestas patronales, cuando el calendario lo aconseja,
parece razonable aprovechar el fin de semana para adelantar atracciones. Una
manera de potenciar la más hermosa de nuestras tradiciones sería anunciar esos
días como “del cerverano ausente”, del “niño”, etc. y, sin necesidad de cambiar
la programación, dejar para siempre el comienzo oficial de aquellas para las
vísperas de Santa Ana y San Gil.
Supongamos que tras el “pregón” y el “cohete” suena la
música, se abren las puertas del Ayuntamiento, aparece LA GAITA en todo su
esplendor, y en la primera, principal y más bella de sus actuaciones se dirige,
seguida de autoridades y público, a honrar a la Santa o al Santo en su
emocionante “bajada”……
En aquel marco, ¿cabría cuadro más maravilloso? Para mí
desde luego que no.